QUIÉN SOY YO?

22.02.2025

Normalmente nos describimos desde los roles, comenzando por el nombre y continuando por el título, estudios o actividad que realizamos, lugar donde vivimos, de donde somos, algún deporte que practicamos, etc. Luego podemos ahondar en los hobbies que nos gustan, nuestros pasatiempos. Si hay más confianza podemos hablar de nuestro estado civil, si tenemos hijos, etc., información de índole más personal.

Y si todo lo anterior ya está dicho o es conocido por nuestros interlocutores, y nos piden que nos describamos, lo hacemos desde las características de nuestra personalidad y rasgos físicos, como por ejemplo, soy simpático, deportista, alto, moreno, soy tolerante, soy alegre, soy entusiasta, etc. Pero qué pasa cuando pierdo la paciencia y ya no soy tolerante sino todo lo contrario?. Y qué pasa cuando estoy triste, o no tengo ganas de hacer nada, donde está esa persona entusiasta que he dicho que soy?. El caso es que también soy todo eso y lo que he hecho antes es describirme desde la visión idealizada de mí mismo. Pero es que soy todo lo demás, soy tolerante pero también a veces intolerante, soy simpático pero también a veces un borde, soy entusiasta pero también a veces ando triste y de bajón. Entonces, cuál de esos soy realmente yo?. Pues soy todo eso, somos todo lo que somos y expresamos, pero lo manifestamos según la situación.

Es importante para nuestra higiene mental, tener claro lo anterior, que somos todo eso, lo que nos gusta y enorgullece, tanto como lo que no. El no reconocer lo que no nos gusta de nosotros, no hace más que alimentar un conflicto interno que puede ser menor o, que puede ser una lucha interna constante y que puede quitarnos mucha energía. Cuando aceptamos y abrazamos esa parte de nosotros que no nos gusta, la energía de esa lucha, se libera, y vivimos con mayor armonía, aceptando nuestras variaciones del ánimo y la personalidad. Ya no tenemos que ocultarlo sino dejarlo que se exprese, lo cual no tiene ninguna consecuencia negativa, porque esa manifestación ya está, ya sucede, pero lo que ya no sucede si nos aceptamos, es esa lucha interna, ese desconfor, esa frustración por no estar como queremos estar o por no ser como queremos ser. Y eso no significa renunciar a lo que queremos ser, sino aceptar que en determinados momentos nuestra situación es otra, y ese estado ya pasará y volveremos al estado en el que nos sentimos bien, conectando con nuestras características de personalidad que nos agradan y enorgullecen.

Pero, si vamos más a lo profundo y nos seguimos haciendo esa pregunta de quién somos, que otros pensamientos surgen?. Hay un dicho: "no somos nada que no hayamos traído a este mundo ni nada que no nos llevemos de él". Entonces, que nos queda como definición de nosotros mismos?. Ni siquiera nos queda la personalidad, ya que la personalidad es adquirida y desarrollada durante la vida (especialmente los primeros años).

Una vez tuve la oportunidad de participar en un Taller de crecimiento personal en el que hicimos una dinámica en parejas, que íbamos rotando. La consigna era preguntarnos mutuamente "quién eres tú?". No nos dijeron cuanto tiempo debíamos hacerlo y nos lanzamos a preguntar como disco rallado y a contestar, según el turno. La pregunta siempre era la misma, pero, la respuesta la íbamos cambiando. Primero nos describíamos desde nuestros roles sociales, luego la personalidad, etc., como he descrito al principio de este artículo. Después de varias horas en la misma dinámica y con la mente ya cansada, cosas sorprendentes empezaron a ocurrir. Ya empezábamos a describirnos por ejemplo como "soy luz", "soy aire", "soy viento", etc. Según pasaba el tiempo en esta maratón de disco rayado y ya extenuados mentalmente, especialmente nuestro ego, sorprendentemente comenzábamos a describirnos como "no soy nada…", o, "soy el todo…". Maravillosamente habíamos llegado a experimentar lo que se llama "la disolución del ego"... la unidad, el "oneness", la unidad con el cosmos, la unidad con el todo... Ese estado de unidad con el cosmos es un estado trascendental que todos debiéramos experimentar alguna vez en la vida. Somos uno con el todo.


Te animo a hacer este ejercicio con otra persona. Hazlo por un tiempo exageradamente largo, al menos una hora, o dos si puedes, y vais alternando cada 15 minutos quien pregunta y quien responde, sentados frente a frente, ojalá en posición de meditación, mirándose y en actitud de respeto y humildad. También podéis cerrar los ojos si así lo sentís. Si conseguís llegar a la sensación de unidad con el todo, luego de finalizar el ejercicio, quedaros un tiempo adicional meditando, experimentando ese estado trascendental, disfrutándolo. Al cerrar, cerrad el espacio con gratitud hacia vuestr@ compañer@ e intentad conservar ese estado de armonía por el mayor tiempo que podáis, desde una posición de observador de vosotros mismos y del todo a vuestro alrededor. Namasté.

Espero que este artículo te haya gustado y que te haya servido para al menos ir ampliando tu consciencia de ti mismo. Si quieres ahondar en esto o si sencillamente quieres dejarme tus comentarios, escríbeme a juan.riquelme.terapeuta@gmail.com.

JUAN RIQUELME - TERAPEUTA COUNSELOR - PSICOTERAPIA HUMANISTA INTEGRATIVA
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis!